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Brasil en la encrucijada energética

Con potencial para liderar la transición energética, el país podría priorizar las fuentes renovables y reducir su huella de carbono, pero enfrenta contradicciones y falta de planificación.

Con todo el potencial para liderar un proceso de transición energética fundamental no sólo para el equilibrio climático nacional y global, sino para enfrentar los efectos reales de la crisis climática, Brasil enfrenta una verdadera encrucijada, dadas las innumerables contradicciones que existen entre los discursos y las políticas. Toma de decisiones. En entrevista con ((o))eco, Nicole Oliveira, directora ejecutiva del Instituto Internacional Arayara y coordinadora nacional de la Coalición Brasil No Fracking, analiza los errores y aciertos de la agenda energética nacional y señala formas de superar la falta de planificación que pone en riesgo el futuro, además de comprometer la imagen del país precisamente en momentos en que el actual gobierno intenta recuperar el protagonismo internacional perdido en temas ambientales. Fuertemente activo en la defensa de una transición energética justa e inclusiva, el director ha seguido los grandes debates con un perfil activista y una formación académica altamente especializada. Además de su licenciatura en Derecho de la Universidad Mackenzie, tiene dos maestrías en Derecho Internacional y Resolución de Conflictos de la Universidad de las Naciones Unidas para la Paz, en Costa Rica, y la Universidad de Innsbruck, en Austria.

 

((o))eco: En materia de transición energética, ¿cómo evalúa la realidad brasileña?
Nicole Oliveira: En un momento crucial en el que Brasil se prepara para asumir una posición destacada en la presidencia del G20, en la COP-30, y en medio de un escenario geopolítico internacional relevante, el país se encuentra en una encrucijada energética. Al poseer un potencial significativo para liderar la transición energética global, Brasil enfrenta dilemas e inconsistencias que exigen políticas estratégicas, inversiones, innovación tecnológica y un firme compromiso con la sostenibilidad.

Con una matriz energética entre las más limpias del mundo, dominada por fuentes renovables como la hidroelectricidad, Brasil podría ser un modelo a seguir. Sin embargo, esta excesiva dependencia de las centrales hidroeléctricas revela vulnerabilidades ante las variaciones climáticas y los impactos socioambientales. Contradictoriamente, este escenario ha sido utilizado como pretexto para una preocupante tendencia a la carbonización de la matriz eléctrica.

 

¿Cuáles son las principales contradicciones que existen, además de sus consecuencias para el proceso de transición energética en Brasil?

La estrategia energética brasileña presenta llamativas contradicciones, como la planeada expansión de la energía fósil en la matriz eléctrica y la intensificación de la exploración de petróleo y gas en áreas ambientalmente sensibles, como la Amazonía. Este enfoque no sólo afecta directamente a las poblaciones vulnerables, a través del impacto territorial de los proyectos y el aumento de las tarifas eléctricas, sino que también agrava la crisis climática global.

Por lo tanto, afirmar que estamos alineados con los objetivos globales de una transición energética sostenible parece poco realista, especialmente a la luz de las importantes inversiones recientes en exploración de petróleo y gas, como lo demuestra el nuevo PAC [Programa de Aceleración del Crecimiento]. Este escenario coloca a Brasil en una paradoja, donde su potencial para liderar la transición energética contrasta marcadamente con las opciones políticas y energéticas actuales.

A pesar de los dilemas y contradicciones, ¿tenemos avances en marcha en la matriz energética brasileña? ¿Y cuáles son los obstáculos existentes a la expansión de las fuentes renovables?
Son notables los avances en el sector de la energía eólica y solar, que sitúan al país como líder mundial, especialmente en energía eólica. Si bien existen políticas e incentivos que fomentan el uso de energías renovables, como programas de financiación y exenciones fiscales, aún queda camino por recorrer para garantizar salvaguardias sociales y ambientales adecuadas, elementos esenciales para una transición justa. La expansión de la energía solar y eólica enfrenta desafíos de infraestructura y logística, con la urgente necesidad de conectar regiones remotas a la red eléctrica, donde la transmisión representa un obstáculo importante.

 

Brasil también ha buscado posicionarse en los principales foros internacionales como un país que pretende recuperar el protagonismo perdido en la agenda ambiental. ¿Cómo evalúa este posicionamiento?
Brasil ha demostrado una clara intención de recuperar protagonismo en los principales foros de debate internacionales, espacio que perdió en los últimos cuatro años del gobierno de Bolsonaro. En la agenda ambiental, el país se ha comprometido a nivel internacional, enfatizando su papel en la conservación de la biodiversidad, especialmente en la Amazonia, y reconociendo la necesidad de ampliar las fuentes de energía renovables. Además, Brasil ha tratado de dialogar con diversas partes interesadas, incluido el sector privado, organizaciones no gubernamentales y comunidades indígenas, para formular políticas ambientales y energéticas más inclusivas.

 

Considerando la cuestión energética, ¿cuáles son los principales aciertos y posibles contradicciones entre intenciones discursivas y prácticas político-institucionales?
Este camino hacia el liderazgo está marcado por contradicciones notables. A pesar del discurso a favor de las energías renovables y de la clara reducción de la deforestación ilegal en la Amazonia, el país sigue invirtiendo significativamente en la exploración de petróleo y gas, incluso en zonas ambientalmente sensibles. Existe una discrepancia entre las intenciones expresadas en los foros internacionales y las políticas implementadas a nivel nacional. Además, muchas decisiones energéticas y ambientales todavía se toman sin considerar adecuadamente los impactos socioeconómicos en las poblaciones vulnerables. Sólo con una mayor coherencia entre el discurso ambiental y las prácticas político-institucionales Brasil podrá asumir un papel efectivo y respetado en la escena ambiental internacional.

 

Dadas las principales decisiones gubernamentales en el pasado en materia de agenda energética, ¿cuáles son los principales errores cometidos y sus repercusiones en el presente?
El enfoque de Brasil respecto de su matriz energética, especialmente en lo que respecta a la planificación a mediano y largo plazo, merece profundas críticas. Debido a nuestra dependencia histórica de las fuentes de agua, el país ha demostrado en repetidas ocasiones no estar preparado para enfrentar crisis hídricas, una realidad cada vez más común debido al cambio climático. La respuesta a estas crisis ha sido más reactiva que proactiva, y las centrales térmicas suelen ser la primera opción.

 

¿Cómo evalúa estas demandas generadas para la instalación de plantas termoeléctricas y el suministro de gas en la actualidad y en el futuro?
La dependencia de las centrales termoeléctricas como respuesta inmediata a las crisis hídricas es problemática por varias razones. En primer lugar, la mayoría de estas plantas utilizan combustibles fósiles, lo que va en contra de los objetivos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y compromete los esfuerzos del país para alinearse con los objetivos climáticos globales. Además, el funcionamiento de estas plantas es notoriamente más caro, lo que se traduce en un importante incremento de la tarifa eléctrica para el consumidor final.

 

¿Cuáles son los otros riesgos principales involucrados?
Cuando Brasil recurre a plantas termoeléctricas alimentadas por combustibles fósiles, especialmente en respuesta a las crisis del agua, queda a merced de las fluctuaciones de los precios de estos productos básicos en el mercado global. Esto significa que, además del costo ambiental y el aumento directo de las tarifas eléctricas, el país puede enfrentar impactos económicos indirectos, como el aumento de la inflación, resultante del aumento de los precios de los combustibles. Esta tendencia a recurrir a termoeléctricas revela una deficiente planificación energética y una falta de visión de largo plazo.

En lugar de invertir fuertemente en fuentes de energía renovables, como la solar, la eólica y la biomasa, así como en la eficiencia energética en electrodomésticos, como refrigeradores y aire acondicionado, así como en la construcción civil y el sector industrial, Brasil continúa reforzando su dependencia. en soluciones que son perjudiciales tanto para el medio ambiente como para la economía.

 

¿Qué consecuencias podría tener esta falta de planificación para el país en el largo plazo?
La falta de planificación e inversión adecuadas en infraestructura energética más resiliente y diversificada deja al país vulnerable a futuras crisis hídricas y climáticas. Además, este enfoque compromete la capacidad de Brasil para posicionarse como líder en la transición energética global, perpetuando modelos de generación de energía obsoletos e insostenibles.

 

¿Cómo evalúa las perspectivas de cumplimiento de los objetivos brasileños de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero en Brasil, en el ámbito del Acuerdo de París, considerando el actual escenario energético del país?
Brasil es uno de los seis mayores emisores de gases de efecto invernadero del mundo y, por tanto, juega un papel fundamental en la lucha contra el cambio climático. La dirección actual de Brasil de enfatizar la expansión de las fuentes de energía fósiles, principalmente petróleo y gas, representa una contradicción directa con los objetivos de reducción de emisiones establecidos en el Acuerdo de París. Este enfoque no sólo amenaza los esfuerzos globales para combatir el cambio climático, sino que también pone en riesgo la credibilidad y el compromiso del país con los objetivos internacionales.

 

¿Cuáles son las principales preocupaciones ante este escenario?
Existe una creciente preocupación de que las estrategias para mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero resultantes de la explotación de combustibles fósiles se basen en soluciones falsas como la captura y almacenamiento de carbono (CAC) y la utilización y almacenamiento de carbono (CCUS). Estas tecnologías, además de ofrecer una justificación para la explotación continua de los combustibles fósiles, desvían la atención y los recursos de soluciones más sostenibles y eficaces.

 

¿Qué consecuencias negativas pueden provocar estas soluciones?
La CAC y la CCUS pueden crear una falsa sensación de seguridad al sugerir que es posible continuar con las prácticas de emisión actuales y simplemente capturar y almacenar el carbono emitido. Sin embargo, estas tecnologías aún enfrentan desafíos importantes en términos de viabilidad económica, eficiencia y riesgos ambientales. Además, no abordan otras cuestiones ambientales asociadas con la exploración de combustibles fósiles, como la contaminación del aire y del agua, los daños a los ecosistemas y los impactos en las comunidades locales.

 

¿Cuáles son las mejores soluciones para evitar estas falsas soluciones?
En lugar de depender de estas tecnologías inciertas, sería más prudente que Brasil se centrara en reducir las emisiones mediante una transición genuina hacia la energía renovable y prácticas sostenibles. Esto no sólo ayudaría a cumplir los objetivos del Acuerdo de París, sino que también posicionaría al país como líder mundial en la lucha contra el cambio climático, aportando beneficios ambientales, sociales y económicos a largo plazo.

 

Recientemente se lanzó el monitor Amazonia Libre de Petróleo y Gas ¿Cuál es el papel del Instituto Arayara en esta alianza y la importancia de esta iniciativa?
Arayara desarrolló, con el apoyo del Observatorio del Clima, Coalizão Energia Limpa, COESUS – Coalizão Não Fracking Brasil y el Frente dos Consumidos de Energia esta innovadora herramienta interactiva denominada Monitor Amazônia Livre de Petróleo, que representa la primera fase de un ambicioso proyecto. Esta herramienta ofrece información detallada sobre la exploración petrolera en los nueve países que conforman la Amazonía: Brasil, Bolivia, Colombia, Ecuador, Guyana, Guayana Francesa, Perú, Surinam y Venezuela. Lo que hace única a esta herramienta es su capacidad de generar mapas y hojas de cálculo, lo que permite a los usuarios cruzar rápidamente datos sobre el país, la empresa involucrada, la fase exploratoria e información específica sobre las ubicaciones, incluidas tierras indígenas, territorios quilombolas y regiones coralinas.

 

¿Qué aportes puede aportar esta iniciativa al debate sobre el tema?
Antes del Free Oil and Gas Amazon Monitor, el conocimiento sobre esta área estaba disperso en varias plataformas, incluidas bases de datos gubernamentales georreferenciadas y sitios web especializados. Esta desconexión entre la información complicó más los análisis de contexto y riesgo de la exploración de petróleo y gas. La iniciativa de Arayara es pionera en brindar comparaciones detalladas de las áreas forestales y costeras de la Panamazonía. Además, la herramienta recibirá actualizaciones periódicas, asegurando la confiabilidad y actualización de la información.

Facilitar el acceso a información confiable y actualizada es crucial para fortalecer la participación activa de la sociedad civil en los procesos de toma de decisiones. La iniciativa de Arayara es un paso significativo en esta dirección, ya que ofrece una visión más clara e integrada de las actividades de exploración petrolera en la región amazónica, lo cual es esencial para evaluaciones informadas y acciones conscientes tanto por parte de los ciudadanos como de los tomadores de decisiones.

 

¿Cuáles son las principales banderas que defiende actualmente el Instituto Arayara para la agenda energética brasileña y cuáles son las expectativas de la organización en relación al agravamiento de la crisis climática y sus ya notorios efectos en el país?
Actualmente, el Instituto Arayara aboga firmemente por la transición energética hacia fuentes renovables, centrándose en la solar, la eólica, la biomasa y los biocombustibles, además de reducir la dependencia de Brasil de los combustibles fósiles. La organización también destaca la importancia de invertir en eficiencia energética en diversos sectores, incluidos los electrodomésticos, la construcción civil, los motores y la refrigeración industrial. Además, el Instituto enfatiza la necesidad de adaptar las ciudades al cambio climático, promoviendo infraestructuras verdes, edificios sostenibles, planificación urbana resiliente y movilidad sostenible.

 

¿Hay señales de preparación por parte de la gestión pública, la academia y la sociedad en general para enfrentar escenarios convulsos?
El agravamiento de la emergencia climática y sus efectos claramente perceptibles en Brasil requieren una respuesta urgente. El Instituto Arayara señala que, si bien existe un creciente reconocimiento de la crisis climática en la gestión pública, la academia y la sociedad en general, aún queda mucho por hacer.

 

¿Cuáles son los principales desafíos para la adaptación del país a la emergencia climática, por ejemplo?
Prepararse para escenarios de turbulencia climática implica no solo hacer la transición a una matriz energética limpia, sino también invertir en la adaptación de las ciudades, haciéndolas más resilientes a los efectos del cambio climático. La falta de una inversión adecuada en adaptación al clima plantea un riesgo importante, especialmente para las zonas urbanas densamente pobladas. Para nosotros es fundamental que todos los sectores de la sociedad colaboren para afrontar estos desafíos y trabajar juntos para construir un futuro más sostenible y resiliente.

 

Publicado originalmente por ((o))eco ELIZABETH OLIVEIRA · 6 de noviembre de 2023

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